El Corpus se apropia del sol, para lucir esplendoroso

Ese dicho sobre uno de los jueves más brillantes del año, el Día del Corpus, se cumplió ayer domingo 29  de mayo, y durante toda la jornada.

El templo de Los Dolores estuvo abarrotado de fieles durante la Santa Misa que dio comienzo a las 9.30 de la mañana; y que fue celebrada por el párroco, Juan Luis Vázquez, que así mismo presidió y portó bajo palio la Custodia con la Hostia consagrada.

Por parte de las autoridades civiles locales estuvo representada por el primer teniente de alcalde, Francisco González, con otros miembros de la Corporación, sustituyendo a la acaldesa Antonia Grao, que por motivos de salud no pudo asistir tanto a la Eucaristía como a la procesión posterior; así como el jefe de la  Policía Municipal, SebastiánAguilera.

Todas las hermandades, tanto de gloria como de penitencia, estuvieron presentes, al frente de las cuales se encontraba el Consejo de la Unión de Hermandades; del mismo modo asistió una representación de todas las asociaciones piadosas de nuestra localidad. Todo el recorrido estuvo alfombrado por ramas verdes que suplían a las tradicionales juncias. A lo largo de la procesión se multiplicaron los altares, conocidos como descansos, bellamente adornados,  en un recorrido que afectó a la zona  más antigua de nuestra ciudad.

Así, a  su paso por la Plaza de San Francisco, hizo devota estación, ante la sede de las hermandades del Cautivo y del Rocío.

La muy concurrida y larga fila de niños  de Primera Comunión, ponía ese acento de ternura y pureza del corazón de esos seres que tanto quería el Señor. Al tiempo que aportaba una nota de nostalgia de unos tiempos en los que fuimos protagonistas en tan hermoso encuentro con Señor Rey de los Cielos y de la Tierra. Jesús Sacramentado ha sido a lo largo de los tiempos para el mundo cristiano, la razón de ser de la fe que nos ha llegado y transmitido a través de todos los tiempos por nuestras propias familias;como una señal privilegiada del Dios del Amor.

El día del Corpus, trasladado ya desde hace unos años en muchas localidades, al domingo inmediato posterior, no ha perdido en nuestros pueblos el sabor de una fiesta de claro signo de fe católica. Las fotografías ponen de manifiesto el respeto y signo de adoración de los fieles cristianos al paso del Señor.

En el Evangelio del día, Jesús dicta una conducta lanzada en aquel sermón ante una multitud de personas que le habían seguido toda la jornada para escuchar su Palabra, y que se hallaban cansados. “Dadles vosotros de comer”, dijo a sus discípulos; ante la pobre respuesta de estos, ya conocemos la actitud del Señor. Multiplica los peces y los panes y todos quedaron saciados. Pero aquel discurso no ha perdido vigencia al día de hoy ni de mañana. Porque dar de comer es compartir cuanto tengamos, material y moralmente hablando, con aquellos que a nuestro alrededor demandan nuestra ayuda.

El mundo entero extiende su mano en demanda de socorro. Falta la luz de la esperanza, que proviene de la fe, y falta la caridad, que es la que nos vincula los unos con los otros.

Estas cualidades las tenemos dentro de nuestras conciencias, o corazones. Solo que hemos que ponerlas al servicio de los demás. Esto tiene su premio: cuanto más las pongamos en valor, más se ensanchará nuestra felicidad.

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